Somos personas.

Me bajo del autobús. Instituto. Veo cientos de vidas, cientos de personas con una historia escondida detrás del cuerpo. Todos somos distintas películas con diferente guión. Unos viven mejor, otros peor, cada uno con sus circunstancias, nadie puede elegir su vida, pero sí como poder vivirla. Cada uno tiene que centrarse en si mismo y superar sus dificultades, nadie las va a solucionar por ellos. Unos guardan sus sentimientos con candado y llave, otros se desahogan lastimando el corazón de otros. Algunos no cuidan su vida, ahogan sus penas con el alcohol hasta que descubren que pueden aprender a nadar, el humo de los cigarrillos solo pone las cosas más negras. Unos mienten, otros callan verdades, otros se sincerizan sin miedo al resultado y otros regalan heridas. Unos quieren ser los mejores, otros se conforman con superarse a si mismos. Algunos se exigen poco, otros demasiado y al fracasar se derrumban. Algunos viven obsesionados con su físico, otros se creen superiores. Unos luchan y cuidan sus sueños mientras que otros lo piden y lo tienen al instante. Todos somos una parte de vida, tenemos la capacidad de dar cariño y llenar el vacío de mucha gente con un abrazo o de hacer llorar con un adiós, somos capaces de crear lugares mejores y también de destruír aquellos que no nos necesitaban. Podemos sacar sonrisas y ser el motivo de sonreír de mucha gente o crear dolor en otra persona hasta ser odiados.  Detrás de cada gordo, feo, guapo, delgado, alto, bajo, moreno, rubio, pelirojo hay una persona con un corazón. Todos somos personas con dificultades, cada uno tiene que aferrarse a sus circunstancias y encontrar la forma de sonreír.