Otro día más de invierno,

Te levantas como cada mañana, la lluvia cae sobre el cristal, te preparas muerta de sueño y sales hacia la parada con los cascos puestos y la música sonando a todo volumen. Coges el autobús que va hacia el instituto, esperas una media hora, y vuelta a la rutina diaria, escuchar, atender, unas pocas risas que no vienen mal, estudiar, aprobar, suspender, como todos los días. Y hasta ahora me he dado cuenta de que el colegio poco me enseñó, los libros no me ayudan a ser mejor persona. Sigue lloviendo, dan las 2:30 en el reloj oficial y para casa. Vuelta a coger el bus, andar hasta casa y tirar la mochila en el primer sitio visible. Comes, vas un ratito al ordenador a ver como andan las cosas, haces los deberes por obligación y estudias lo necesario. Y luego qué? Sigue lloviendo y tienes 3 opciones: 1- Quedarte en casa, aburrida. 2- Salir con amigos, aunque llueva. 3- Hacer algo, sí algo, que te divierta, aunque sea sola, fotos, por ejemplo. Y normalmente elegimos la 1º opción. El tiempo pasa, cada segundo que pasa, es un segundo menos de vida, ¿Nunca lo visteis así? La vida hay que aprovecharla, vivir cada segundo al máximo, como si fuera el último. Mientras tanto, sigue lloviendo, y yo sigo aquí, frente al papel, escribiendo.